¿CÓMO IDENTIFICAR SI TU HIJO/A SUFRE DE EXCESO DE ESTRÉS ACADÉMICO?

Consejos para familias para acompañar a adolescentes durante la presión escolar.

La vuelta a las clases tras las vacaciones y la época de exámenes pueden generar en muchos adolescentes un nivel de estrés académico que supera sus recursos emocionales. Esta presión no solo afecta el rendimiento escolar, sino también su bienestar emocional, su motivación y sus relaciones familiares y sociales.

El estrés académico se manifiesta de manera diferente en cada adolescente, pero existen señales comunes que pueden indicar que la presión está siendo demasiado intensa. Entre ellas se encuentran el insomnio, la dificultad para conciliar o mantener el sueño debido a la preocupación constante por las tareas y los exámenes; el perfeccionismo extremo, caracterizado por revisar y rehacer trabajos hasta el agotamiento y no permitirse cometer errores; la exigencia desproporcionada, con metas poco realistas que generan frustración y ansiedad; y los bloqueos frecuentes, como dificultades para concentrarse, recordar lo aprendido o tomar decisiones ante la presión.

"El rendimiento importa, pero el bienestar emocional importa más."

Desde la perspectiva de la psicología familiar, es fundamental que los padres y madres puedan observar y acompañar a sus hijos sin juzgar. Mantener diálogos abiertos, donde el adolescente pueda expresar sus emociones, miedos o inseguridades, ayuda a prevenir que la presión académica derive en ansiedad, desmotivación o incluso problemas de salud más graves.

Algunas estrategias prácticas que las familias pueden implementar incluyen:

• Organización del tiempo de estudio: establecer horarios realistas que incluyan pausas activas y tiempo libre para descansar y desconectar.

  
  

• Hábitos de sueño y alimentación saludables: el descanso adecuado y una dieta equilibrada favorecen la concentración y el estado emocional.

  
  

• Fomento de actividades recreativas y deporte: ejercitar el cuerpo y mantener hobbies ayuda a liberar tensión y reducir la ansiedad.

  
  

• Evitar comparaciones: cada adolescente tiene su ritmo de aprendizaje; comparar resultados solo aumenta la presión y la frustración.

  
  

• Modelar manejo saludable del estrés: los padres también pueden enseñar estrategias de relajación y gestión emocional desde el ejemplo.

  
  
  
  

Si el estrés persiste, se intensifica o aparecen conductas de riesgo, es recomendable buscar apoyo profesional. Psicólogos especializados en adolescentes pueden ayudar a desarrollar herramientas de afrontamiento, manejo del perfeccionismo, técnicas de relajación y estrategias para aumentar la resiliencia emocional.

El acompañamiento familiar, junto con estrategias de autocuidado y apoyo profesional, no solo ayuda a reducir el estrés académico, sino que también fortalece la autoestima, la resiliencia emocional y fomenta un aprendizaje más saludable y sostenible. Reconocer la importancia del bienestar emocional por encima de las calificaciones es clave para que los adolescentes puedan enfrentar los desafíos escolares sin comprometer su salud mental.

Escuchar, observar y acompañar de manera activa y empática puede marcar la diferencia entre un adolescente abrumado y un adolescente capaz de gestionar sus responsabilidades con seguridad y bienestar. Pon rumbo hacia el bienestar de tu hijo/a.