Por todo ello, el nivel de base de ansiedad en la población LGTBI es mayor que en la población general por un continuo estado de alerta. Aun más si se ha sufrido estigma o bullying, puesto que cuando han pasado situaciones traumáticas se vive un nivel de ansiedad más elevado.
 
Por lo tanto, si llega un estímulo estresor nuevo, si ya estaba elevado, entra en una zona de bloqueo. Esto junto a una posible indefensión aprendida, hace que no se enfrenten al estresor y huyan o eviten, intentando bajar la ansiedad.
 
Con tal de bajar la ansiedad, la problemática más común es a través de consumo de sustancias o alcohol, conductas autolesivas, trastornos relacionados con la alimentación, o una instrumentalización del sexo, con fines como para subir la autoestima o reducir la misma ansiedad.
 
Ser del colectivo LGTB no es ser diferente al resto, pero sí haber vivido vivencias que pueden ser específicas. Por ello, es conveniente acudir a un psicólogo especializado en los problemas del colectivo LGBT.
 
Por lo tanto, hay varias áreas específicas sobre las que trabajar:
 

• Aceptación de la propia orientación sexual y afectiva

• Autoafirmación y visibilización de la orientación y/o identidad

• Superación de traumas y secuelas derivadas de la discriminación LGBTfóbica

• Acompañamiento para familias LGBT

• Intervención en el proceso de aceptación familiar

• Intervención en relaciones de pareja y vinculación afectiva