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ÁREAS DONDE PODEMOS TRABAJAR CON LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES

" Entre peques y adolescentes"

PSICOLOGÍA INFANTO - JUVENIL

A rasgos generales podemos encontrar a niños que no aceptan una crítica o corrección alguna y que suelen mostrar reacciones emocionales intensas ante cualquier situación o respuesta que conlleve la frustración de sus intereses o apetencias en un momento determinado. Estos niños suelen presentar una reducida capacidad de adaptación y puede desencadenar en comportamiento agresivo y desobediencia, es decir en un problema más grave de conducta si no se controla a tiempo.

El contexto que rodea este tipo de problemática muchas veces está relacionado con un planteamiento inadecuado de autoridad, que lleva a los padres muchas veces a adaptarse a las exigencias de su hijx con la mirada puesta en lograr un ambiente más tranquilo, conduciéndoles sin embargo a la situación opuesta: los problemas se van agravando y la conducta de su hij@ cada vez escapa más a su control.

La adolescencia es una etapa que va vinculada a grandes cambios, fisiológicos, hormonales y, también, emocionales. Según las características de cada adolescente, éstos pueden experimentar dicho periodo desde la tranquilidad, el aprendizaje continuo y la adaptación a las nuevas experiencias.
 
Y, por el contrario, otros la viven como un periodo turbulento, de cambios constantes a los que nos les da tiempo a adaptarse, emociones nuevas muy intensas y, sobre todo, vulnerabilidad.

Ofrecer, tanto a los adolescentes como a sus familias, un espacio seguro para reaprender a gestionar tantas cosas nuevas y recolocarse en el núcleo familiar, no como niñ@, si no como alguien más maduro y con una diferente capacidad de elección, es una de nuestras prioridades.

Hay miedos propios y característicos de la infancia y de las siguientes etapas del desarrollo. Por lo tanto, el miedo es una emoción adaptativa.

Sin embargo, cuando este miedo sobrepasa la “normalidad” y no va desapareciendo progresivamente podemos estar hablando ya de miedos patológicos que conllevan grandes dosis de sufrimiento y desajuste emocional por parte del niño o adolescente, derivando en ansiedad o fobias si no se interviene a tiempo.

Además, “el modelo actual de sociedad en el que estamos inmersos está generando en muchos niños y adolescentes una gran sensación de inseguridad, incertidumbre y desprotección: nuevos tipos de familias en las que no encuentran la estabilidad o el lugar que necesitan, progenitores que tienen que viajar a menudo por trabajo o que sufren la inestabilidad y precariedad laboral, madres que llegan a casa más tarde incluso que los padres, los continuos atentados terroristas, el clima político mundial, el aumento del acoso escolar, el estresante ritmo de vida que empieza con las prisas de la mañana y prosigue más allá del horario escolar con actividades extraescolares, etc.” (Joëlle Guitart).

El concepto de autoestima está muy ligado al autoconcepto, y ambos al éxito que niños y adolescentes puedan tener o no en su vida personal, académico-profesional y social.

Tener un autoconcepto y una autoestima positivos favorece el sentido de la propia identidad, constituye un punto de referencia desde el que interpretar la realidad externa y de las propias experiencias, influye en el rendimiento, condiciona las expectativas y la motivación y contribuye al bienestar y equilibrio psíquico.

Como padres tenéis la posibilidad de aprender a desarrollar una buena autoestima en los niños y para los niños más mayores y adolescentes la posibilidad de una atención totalmente personalizada.

Las nuevas tecnologías son una extraordinaria herramienta hoy en día. Ha sido y sigue siendo tal su aceptación que ha impregnado y cambiado nuestra forma de comunicarnos.
 
Una de las causas de mayor vulnerabilidad y e incertidumbre hacia este tema es que por primera vez en la historia los niños y adolescentes conocen mucho mejor el medio que sus progenitores.
 
En ocasiones no se sabe muy bien dónde o cómo poner los límites respecto al uso de los video juegos, cuál es la edad más adecuada para que tengan un móvil, con quién pueden llegar a hablar cuando se conectan a la red o la capacidad y tipo de información que pueden encontrar en Internet…

Es por ello que ofrecemos tanto a padres como a adolescentes el espacio idóneo para recrear las estrategias concernientes a éste ámbito tan nuevo y tecnológico.

Esta alteración puede aparecer durante la infancia y afectar tanto al estado psicológico como al comportamiento de/la niñ@.
 
Aunque hay diferencias individuales entre los niños, normalmente el control de esfínteres se alcanza entre los 18 y 36 meses de edad.

Podemos encontrarnos con dos tipos de curso de la problemática:

  • Primario: el/la niño/a nunca ha adquirido el control voluntario de la eliminación de orina y/o heces.

  • Secundario: el problema se ha desarrollado de forma posterior a que el niño haya adquirido dichas capacidades. 

 

Descartando siempre antes algún tipo problema físico, suele estar relacionadas con la experimentación de sentimientos de malestar y angustia. Esta alteración puede llegar a ser tan pronunciada que acaba convirtiéndose en una fuente de conflicto familiar.

Áreas de mejora en família

Las tipologías de familias son muchas y las razones por las que puedan acudir a una terapia familiar u orientación familiar son muy variada también. En muchas ocasiones cuando un miembro de la familia tiene una dificultad o problema los demás miembros de dicha familia reaccionan y toman un rol ante dicha situación.
 
Lo mismo puede ocurrir si son dos miembros de la familia ya sean entre un progenitor y otro, entre los hermanos o entre uno de los progenitores y uno de los hijxs.

Todo repercute de manera que se transforma el sistema y a la atmósfera familiar.
 
Durante las sesiones, la terapeuta ayudará a que cada miembro de la familia exteriorice sus puntos de vista, de forma ordenada y respetuosa para que todos cuenten con su espacio, con el fin de llegar a un consenso común sobre cómo abordar los problemas. El fin último será alcanzar un nuevo estado de equilibrio familiar.


En estos casos una estructura e historia familiar ya creada llega a su fin. Habitualmente una separación y divorcio van precedidas de momentos difíciles, tensos y un gran número de discusiones en casa en las que se ven inmersas tanto la pareja como los hijos de estos.
 
Una vez se rompe la convivencia de los exconjugues se pueden producir otro tipo de tensiones y discusiones. Es decir, las separaciones suelen ser de manera general conflictivas y vividas de una manera estresante para todos los miembros que componen esa familia. Desde el miembro más mayor hasta el más pequeñín de todos.

En el caso de los hijos, suelen ocurrir resistencias a dicha separación y son vividas por ellos con mucho miedo, temor y confusión.

Durante las sesiones, la terapeuta ayudará a que cada miembro de la familia exteriorice sus puntos de vista, de forma ordenada y respetuosa para que todos cuenten con su espacio, con el fin de llegar a un consenso común sobre cómo abordar los problemas. El fin último es alcanzar un nuevo estado de equilibrio familiar tras el divorcio y la ruptura conyugal.



Como es sabido, este tipo de familias son aquellas en las que uno o ambos miembros de la nueva pareja tiene hijos de un matrimonio anterior.
 
Así pues, nos encontramos con el hándicap de que la familia puede crecer en número de miembros en muy poco tiempo.

Esto puede conllevar dificultades, roces, malentendidos o incluso discusiones y malas palabras entre los miembros de esta nueva estructura.

Durante las sesiones, la terapeuta ayudará a que que cada miembro de la familia exteriorice sus puntos de vista, de forma ordenada y respetuosa, de forma para que todos cuenten con su espacio, con el fin de llegar a un consenso común sobre cómo abordar los problemas. Al igual que en la orientación familiar, el fin último es alcanzar un nuevo estado de equilibrio familiar.


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