Nos resulta casi inevitable hablar de él. El coronavirus. Se ha convertido en un mono tema tanto por las implicaciones sanitarias que conlleva como económicas, sociales….
Es un paréntesis en nuestras vidas. Un cambio de rutina, dejar de trabajar, ir al colegio, dejar de hacer cualquier actividad que solíamos hacer. Ha significado confinamiento, un #yomequedoencasa para tratar de frenar la curva de contagios. A todo este cambio tenemos que añadirle las preocupaciones y el miedo que aparece frente a una situación de emergencia.
Se trata de una situación que genera muchas dudas y para la que nadie estamos preparadas.
Frente a una situación desconocida y amenazadora, en algún momento es normal sentirse estresada, asustada, confundida, enfadada, desesperada, indefensa… Se trata de emociones básicas que aparecen ante situaciones desconocidas que escapan de nuestro control. Reacciones comunes ante el estado de alarma.
Además, el confinamiento también puede tener consecuencias psicológicas. Aislamiento social, alteraciones del estado de ánimo, insomnio, ira, aburrimiento, miedo a una nueva enfermedad que desconocemos… Tenemos que mentalizarnos y visualizar qué supone éste paréntesis en nuestras vidas. Dejar a un lado nuestras actividades cotidianas y estar quince días en casa.
Si este confinamiento es en familia para que la convivencia sea “pacífica” tenemos que ponernos de acuerdo en unas normas básicas en referencia a mantener el orden de los espacios comunes, establecer horarios, acordar las medidas preventivas que se van a adoptar. Fomentar la comunicación familiar, conocer las inquietudes y sentimientos de los distintos miembros en referencia a la situación actual, así como otorgarle la importancia que tiene, tener un espacio privado para desconectar de forma individual.
Algo distinto es que, estas emociones negativas pasen a formar parte de nuestro estado de ánimo habitual, impidiendo una gestión eficaz de la situación.
Llegados a este punto, ¿cómo mejorar nuestra gestión emocional?
Infórmate para entender lo que pasa. Infórmate a través de fuentes fiables de información que ofrecen los medios oficiales y científicos. El desconocimiento y la aparición contradictoria no ayuda en estos casos. Solo genera confusión.
De todas esas preocupaciones que aparecen en tu cabeza, de todos esos “¿y si…?”, plantéate qué está realmente en tus manos. Qué puedes hacer tú para mejorar esta situación. Céntrate en el momento presente, en lo que sabemos hasta el momento de la enfermedad. Sería interesante que ojearas una antigua entrada en nuestro blog en la que hablaba de la diferencia entre preocuparse u ocuparse. escuchar tu diálogo interno.Date la oportunidad de (véase post)
Identifica tus emociones y permítete sentirlas. Acéptalas. Compartir tu malestar con personas de confianza te puede ayudar.
Vamos a ocuparnos. ¿Qué está realmente en nuestras manos? La prevención.
Evita la sobre información ya que esto puede aumentar la sensación de riesgo y angustia.
Pon en práctica los hábitos adecuados de higiene y prevención.
Evita hablar constantemente del coronavirus. Intenta no repetir reiteradamente que estamos ante un problema serio.
Para sobrellevar el confinamiento, programa actividades para hacer en casa. Gestionar tu tiempo en este nuevo escenario es vital. Genera una rutina diaria, aprovechando para ponerte al día con tareas pendientes así como hacer aquellas cosas que te gustan y habitualmente no haces por falta de tiempo. Leer, ver series, deporte en casa, video llamadas con amigos, descansar, escuchar música… siempre hay cosas que hacer, intenta organizarte.
Ante el aislamiento podemos conectar con la soledad. Recuerda que esta situación es transitoria y que actualmente la tecnología, aunque no es equiparable al contacto real, nos acerca a las personas que queremos.
Recuerda, si tienes algún tipo de dificultad, podemos recorrer junt@s el camino Rumbo hacia el Bienestar.