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HABLEMOS DE LAS EMOCIONES


Normalmente cuando hablamos de emociones distinguimos entre emociones positivas y negativas, pero hoy voy a explicarte por qué no es correcto hacer esta distinción.


Las emociones consideradas como negativas suelen ser: miedo, tristeza, ira... Pero ¿por qué las consideramos negativas? Al considerarlas como negativas intentamos evitarlas, pero lo que hay que hacer es empezar a verlas desde otra perspectiva para poder tolerarlas correctamente y disminuir así el ansia que nos produce intentar evitarlas.


Toda emoción tiene una función y todas ellas son imprescindibles en nuestro día a día para poder sobrevivir.


Antiguamente, las respuestas de ansiedad nos servían para preparar al organismo ante un posible ataque de un animal o una posible lucha contra otro ser vivo de un clan diferente al nuestro. En definitiva, nos servían para activar el cuerpo y prepararlo para luchar, cazar o huir.


En nuestro día a día no pasamos por situaciones tan peligrosas como las descritas anteriormente por eso unas respuestas excesivamente ansiosas actualmente serían exageradas. Aun así, sentir un poco de ansiedad no es malo ya que nos puede dar ese empujón que nos hace falta a veces para ponernos en marcha y hacer algo que llevamos posponiendo demasiado tiempo. (Eso sí, muchas veces sobrepasamos el punto en el que la ansiedad es adaptativa para llevarnos a un punto en el que está desorbitada y exagerada, por eso sería importante acudir a un profesional cuando ésta sobrepasa nuestros límites.)


Otro ejemplo es la tristeza, que tiene connotaciones positivas sociales, que hace que se incremente la cohesión social y fomenta la conducta de ayuda; pero también connotaciones positivas personales, favoreciendo la reflexión personal y la desatención de estímulos irrelevantes haciendo que la persona se centre en aquello realmente más importante.


Si hablamos de la cólera, ésta también tendría una función adaptativa: defendernos cuando se nos ofende, y así con todas aquellas emociones consideradas “negativas”.


Por eso es erróneo pensar que hay que evitarlas, ya que esto nos puede llevar a problemas derivados de una necesidad de evitar algo que es realmente inevitable en el ser humano.


Otra cosa importante es que las emociones son temporales: Muchas veces nos asustan porque tememos que se queden para siempre en nuestra vida pero van variando con gran facilidad, en un mismo día podemos sentir muchas emociones con intensidad diferente. Por lo que si tu objetivo es modificar tus emociones o la manera en la que reaccionas ante ellas, el primer paso es aceptarlas sin juzgarlas. No te culpes por sentirlas: ¿Por qué tendrías que castigarte por ello? ¿Por qué deberías de sentirte siempre bien?


Si estáis interesados en saber más sobre las emociones, me gustaría recomendar la película “Del revés (Inside Out)” que, aunque ya hace tiempo que la vi, me parece perfecta para ayudar a entender un poco más las emociones de manera divertida, tanto para niños como adultos.

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