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No terminamos nunca de salir del armario. Enfrentamos nuevos contextos, conocemos nuevas personas, las que con alta probabilidad van a dar por hecho la heterosexualidad (a menos que tu expresión sea no-normativa y por estereotipos te hayan encasillado en una orientación determinada, cosa que ya sabemos que no tiene nada que ver). Por empezar por el inicio, vamos a enfatizar que orientación, expresión e identidad no es lo mismo. Podríamos entrar en explicar cada uno de ellos, pero para eso ya tenemos otros posts que te invitamos a leer.
Desde luego, salir del armario o no es una elección personal. Por supuesto, no vamos a decirte que lo hagas en un contexto donde tu integridad pueda ser perjudicada (si alguien reacciona de manera agresiva cuando se lo cuentes, no continúes y de ser posible, aléjate). Pero sí vamos a decirte que tengas en cuenta que ocultar quién eres es un factor de riesgo de desarrollar ansiedad, puede que sin ser del todo consciente te esté causando malestar.
Algunas recomendaciones para las personas que lo han contado a sus allegados, pero les sigue dificultando nuevos entornos pueden ser las siguientes.
Podemos ir dejando pistas a las otras personas que conocemos. Por ejemplo, hablar mucho de mi pareja solo por su nombre (sin decir pareja), contar los planes que hacemos juntxs. O bien seguir a esas personas en redes sociales y que puedan ver fotos mías con mi pareja. De esa forma, podrán empezar a hacerse una idea sin que yo tenga que salir del armario.
También puedes llevar algún tipo de indicativo, una taza LGTB en tu trabajo, una pulsera, un tatuaje… que puede indicar que apoyas o que perteneces al colectivo. De esa forma, habrá gente que no preste atención y otra que sí y quizás te pregunte abiertamente donde pueda resultarte más fácil.
Otra forma de sentirme con más seguridad es plantear temas LGTBIQA+ y observar las
opiniones, por ejemplo, plantear situaciones ficticias: “en la escuela de mi primo están
recogiendo dinero para ayudar a un alumno transgénero que no tiene donde vivir. ¿Es algo por lo que tú donarías dinero?”
Sea como sea, salir del armario es una decisión personal, no una obligación. Tómate tu tiempo para reflexionar sobre qué es lo mejor para ti.
Si eres menor y crees que por contarlo pueden echarte de casa o sufrir algún tipo de discriminación, tienes administraciones donde puedes acudir. Por ejemplo, Orienta o LAMBDA en Valencia pueden atenderte y ayudarte de forma gratuita. Si se lo has contado a algún adulto, puedes pedirle que llame por ti.
Sabemos que no es fácil, hemos escuchado (o puede que vivido) muchas historias trágicas e incluso peligrosas del momento salida del armario. Pensemos que no hace tanto que tenemos leyes que nos apoyan y no nos persiguen y castigan. Por lo que nuestro cerebro puede crear anticipadamente todas las hipótesis que pueden salir mal. Confía en tu instinto, no te presiones y sigue Rumbo hacia tu Bienestar.
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