¿QUÉ ES LA TERAPIA EMDR?
- Janin Cerdà
- 17 jun
- 4 Min. de lectura
EMDR: cuándo empezó y de dónde viene.

En los últimos años, la terapia EMDR ha ganado visibilidad como un tratamiento eficaz para personas que han vivido experiencias adversas o traumáticas. Aunque su nombre puede sonar técnico, los resultados que ofrece son profundamente humanos: alivio emocional, cierre de heridas del pasado y la posibilidad de vivir con más libertad en el presente.
EMDR son las siglas en inglés de Eye Movement Desensitization and Reprocessing, que en español se traduce como Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular. Fue desarrollada a finales de los años 80 por la psicóloga estadounidense Francine Shapiro, quien descubrió que ciertos movimientos oculares parecían reducir la intensidad de pensamientos angustiantes.
Desde entonces, EMDR ha evolucionado hasta convertirse en una terapia estructurada y respaldada por la investigación científica. Hoy en día, está recomendada por organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Americana de Psicología (APA), especialmente para el tratamiento del trastorno de estrés postraumático (TEPT), aunque sus aplicaciones se han ampliado mucho más allá.
¿Cómo funciona la terapia EMDR?
La terapia EMDR se basa en la idea de que el cerebro tiene una capacidad natural para procesar experiencias difíciles, igual que el cuerpo sana una herida física. Sin embargo, cuando algo nos sobrepasa emocionalmente —como una pérdida, una agresión, un accidente, una infancia complicada o incluso pequeñas situaciones del día a día que nos marcaron, cosas que faltaron o sobraron—, esa experiencia puede quedar “atascada” en el sistema nervioso.
Cuando eso ocurre, los recuerdos no se integran de manera adecuada. Es como si una parte de nosotras siguiera reviviendo esa experiencia una y otra vez, ya sea mediante pesadillas, ansiedad, reacciones desproporcionadas o bloqueos emocionales. Este tipo de terapia suele empezar con la frase “últimamente no soy yo”.
EMDR ayuda a desbloquear ese procesamiento. Para ello, el terapeuta guía a la persona a recordar el evento perturbador mientras se estimula el cerebro de manera bilateral. Esto suele hacerse mediante movimientos oculares (siguiendo el dedo del terapeuta), aunque también puede usarse estimulación táctil o auditiva alternada de derecha a izquierda. Esa estimulación bilateral parece activar mecanismos cerebrales similares a los que ocurren durante la fase REM del sueño, facilitando la integración de los recuerdos.
Las fases del tratamiento con EMDR
La terapia EMDR no se limita a revivir recuerdos dolorosos, ni mucho menos (y menos mal). Es un proceso cuidadoso y seguro, estructurado en ocho fases que permiten abordar los traumas con contención y eficacia:
1. Historia clínica y planificación: el terapeuta evalúa el estado emocional de la persona, su historia de vida y establece objetivos terapéuticos.
2. Preparación: se enseñan técnicas de autorregulación emocional y se crea una relación de confianza.
3. Evaluación: se identifica el recuerdo específico a trabajar, junto con pensamientos negativos y sensaciones físicas asociadas.
4. Desensibilización: se estimula bilateralmente mientras la persona conecta con el recuerdo, hasta que pierde carga emocional.
5. Instalación: se refuerza un pensamiento positivo asociado a la experiencia procesada.
6. Escaneo corporal: se verifica si quedan sensaciones físicas residuales y se procesan si es necesario.
7. Cierre: se garantiza que la persona termine la sesión en un estado de estabilidad, como habrán aprendido en las anteriores fases.
8. Reevaluación: se revisa el progreso en sesiones posteriores.
Este proceso puede repetirse con distintos recuerdos o clusters, según las necesidades de la persona.
¿Para quién puede servir la terapia EMDR?
Aunque nació como un tratamiento para el trauma, hoy se sabe que EMDR puede ser útil en una amplia gama de situaciones:
• Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
• Ansiedad generalizada o ataques de pánico
• Fobias específicas
• Duelo complicado
• Abusos físicos, emocionales o sexuales
• Problemas de autoestima
• Conflictos relacionales
• Estrés laboral o burnout
• Traumas médicos o accidentes, entre otros.
EMDR puede trabajarse incluso con recuerdos que, aunque no parezcan “traumáticos” en el sentido clásico como lo conocemos, han dejado una huella emocional importante.
Beneficios de la terapia EMDR
Uno de los aspectos más potentes de EMDR es que no exige hablar en detalle del trauma. Muchas personas encuentran alivio al poder procesar emociones profundas sin tener que revivirlas verbalmente.
NO NECESITAS CONTAR TODO EN DETALLE PARA SANAR
Además:
• Suele requerir menos sesiones que otras terapias.
• El cambio suele sentirse no solo mentalmente, sino también a nivel físico y emocional.
• Se enfoca en el origen del malestar, no solo en los síntomas.
• Permite transformar creencias negativas arraigadas (“no soy suficiente”, “estoy rota”, “no puedo confiar”) por otras más funcionales y sanadoras.
Algunas preguntas frecuentes (y comprensibles) sobre el proceso EMDR
¿Es hipnosis?
No. Durante la terapia EMDR estás completamente despierta y consciente. No se trata de sugestión, sino de facilitar el procesamiento natural del cerebro.
¿Es doloroso?
Trabajar con recuerdos difíciles puede remover emociones intensas, pero el terapeuta te acompañará en todo momento y se asegurará de que tengas herramientas para regularte. El objetivo no es revivir el dolor, sino sanarlo.
¿Cuánto dura el tratamiento?
Depende de la persona y de su historia. Algunas sienten mejoras en pocas sesiones, mientras que otras necesitan un proceso más prolongado, a veces, de años. Cada caso es único.
En terapia hemos visto cómo una creencia negativa que se creía completamente cierta, solo con descubrir el origen y procesarlo, se ha movido hacia una creencia positiva y adaptativa al presente.
La terapia EMDR ofrece un camino profundo y respetuoso para sanar heridas emocionales. Lejos de ser una técnica misteriosa o invasiva, se trata de una forma de conectar con nuestra capacidad innata de sanar, de cerrar capítulos abiertos y de volver a sentirnos en casa dentro de nosotras mismas. Si sientes que hay experiencias del pasado que siguen condicionando tu presente, quizás EMDR sea la puerta que necesitas abrir Rumbo hacia tu Bienestar.
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