Si hay algo en lo que hoy en día casi todos estamos de acuerdo, es la gran importancia que tiene para nosotros la escolarización básica.
En la sociedad actual, que los niños obtengan unos buenos resultados académicos se considera un objetivo primordial deseable. Sin embargo, en muchas ocasiones nos podemos encontrar actitudes negativas hacia el colegio. Estas pueden ser derivadas de problemas de ámbito puramente académico o de conducta. Ahora bien, ¿Cómo puedo ayudar a un niño a detectar el origen del problema y a intervenir en él? Planteamos a continuación algunas pautas para resolver los problemas escolares.
Si presenta muchos problemas para ir a clase, sugerimos establecer cuáles serán los criterios necesarios para que el niño se quede en casa (fiebre, malestar físico…).
Si presenta mucha sintomatología ansiosa (llanto, dolor de estómago…), intenten descubrir cuales son las verdaderas razones (mantenga una conversación con el niño, amigos o maestros, con el fin de detectar un factor estresor).
Intente entrelazar su hogar con la escuela. Fomente amistades escolares, interésese por las anécdotas o por los momentos divertidos que pueda experimentar su hijo durante sus horas de colegio e intente aumentar su motivación buscando algo especial que el niño pueda enseñar (su libro favorito), o disfrutar (¿Hoy tienes música, ¿verdad? ¡Va a ser un día divertido!). Fomente las autoafirmaciones positivas.
Intente que el niño no pierda su rutina de asistencia normal a clase. Elaboren una rutina matinal. Ignoren los comentarios negativos (‘el colegio es un aburrimiento’) y elogien y refuercen los comentarios y acciones positivas. Si el niño no es capaz de cumplir con su rutina matinal, será necesario que algún adulto guie al niño con una actitud positiva y formal, sin dar opción a rabietas (ofrezca el tiempo justo y necesario para la rutina matinal).
En definitiva, si hay algo que debemos intentar transmitir a nuestros hijos, es que durante la vida académica siempre encontraremos dificultades.
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