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INTELIGENCIA EMOCIONAL Y CRIANZA



La asignatura pendiente de todos.








La inteligencia emocional es la asignatura pendiente de todos. Adultos, adolescentes y peques. Un termino ya conocido por todos y del que se habla mucho desde hace años a nivel de educación, crianza e incluso desarrollo personal.



Es verdad que tenemos cada vez más a mano herramientas como juegos y cuentos orientados en este sentido e información sobre ello, pero, ¿sabes exactamente qué y cómo trabajar esta parte con tus peques y no tan peques?



Como ya sabrás la primera cosa importante a tener en cuenta es la edad, ya sea para elegir los materiales y, también, la manera de ir explicándoselo y de que lo vaya entendiendo. Pues, aunque parezca muy sencillo el mundo de las emociones es tan complejo como la vida misma ¿o acaso… tú como adulto controlas tus emociones al 100%? y… ¿sabes exactamente lo que sientes en todo momento? ¡Exacto! No siempre. Y de aquí nace la segunda cosa a tener en cuenta: no caer en la tentación de decirle cuando no consiga controlarse cosas como “¡¿ya estas otra vez?!”, “ya deberías saber controlarte”, “da igual que hablemos sobre ello mil veces”, etc. Este tipo de frases y más viniendo de ti, causan mucha culpa en una persona tan pequeña y que esta aprendiendo a controlar el torbellino de emociones que se esconden detrás de dos palabras:

INTELIGENCIA EMOCIONAL.



Teniendo en cuenta esto el siguiente paso es prestar atención a cómo te comportas tú ante una rabieta o un mal comportamiento de ese peque o no tan peque. Como siempre digo, todos tenemos parte de responsabilidad ante un mal comportamiento y más si este se mantiene en el tiempo. Es interesante empezar con juegos y cuentos a conocer qué son y cuáles son las emociones, sobre todos las básicas: Alegría, tristeza, rabia, miedo y calma. El Monstruo de los colores es ideal para introducirles y, además, muchos ya lo conocen del cole o incluso lo tenéis en casa. Después de releerlo varias veces, pues (sobre todo los más peques) necesitan repetir mucho algo para asimilarlo y llegar a comprender, podéis pasar a otro cuento: El emocionometro del inspector Drilo donde nos explica muy bien qué son, para qué sirven, los cambios fisiológicos que se producen en nuestro cuerpo al sentir una emoción y lo mejor del libro a identificar y medirlas según la situación. Lo mejor del libro es que no ofrece estrategias para poder empezar a gestionar y controlar sus emociones.


Como adulto que no siempre llegas a controlar tus propias emociones es interesante que se lo propongas como un juego y a la vez como un reto o experimento que vais a aprender y experimentar de manera conjunta. Así, será más interesante y enriquecedor para toda la familia adentrarse en el mundo de las emociones y enfrentarse a las complicaciones.


Y la guinda final será aprender de los errores y pensar juntos estrategias y alternativas de solución para mejorar las próximas veces que os veáis invadidos y superados por una emoción desagradable.



Con todo esto tendrás una herramienta mejor diseñada para seguir rumbo hacia su bienestar y el de toda tu familia.

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