Comer para calmar las emociones es un aprendizaje primario, que se remonta al principio de nuestra vida: cuando un bebé llora probamos a darle el pecho para intentar calmarlo.
Esta conducta de comer para regularnos emocionalmente se conoce como hambre emocional, y actualmente, bajo la influencia del deseo de estar delgados, es una conducta muy criticada.
¿Está mal comer cuando estamos emocionalmente afectados? la respuesta es NO. Ni está mal ni está bien, en realidad nos puede ayudar en un momento de desbordamiento emocional, y si no nos juzgamos por ello, si nos damos permiso para sentirnos desbordados, no tiene mayor importancia.
No somos perfectos, no partimos con todas las herramientas emocionales desarrolladas, vamos aprendiendo por el camino, es un proceso y lleva tiempo y esfuerzo.
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