El amor refuerza la confianza y el respeto mutuo entre tus hijos y tú. Además, fortalece un vínculo sano y facilita una comunicación abierta y bidireccional entre vosotros. El amor como una de las emociones y valores básicos que deben y digo, también, deseamos estén presentes en todas las familias.
El dar y recibir afecto, muestras de cariño, palabras bonitas es algo que aprendiste dentro de tu seno familiar hace años. De ello depende, la mayoría de las veces, la manera en la que demostramos ese cariño, ese amor. ¿Eres de los/as que lo dan por hecho o de las/os que lo dicen de maneras diferentes casi todos los días?
Realmente la mayoría lo damos por hecho y olvidamos decirlo literalmente con palabras y demostrarlo con hechos, ya que las palabras se las lleva el viento… Ahora, párate y piensa en hoy mismo, ¿con que hecho has demostrado ese amor en familia?
Sin querer y dejándote llevar por la monotonía y rutinas desenfrenadas acabamos más veces perdiendo los nervios, con la paciencia más que agotada y chillando más de la cuenta. A veces incluso entramos en el juego peligroso de las luchas de poder… y aquí por desgracia uno gana y otro pierde… No hay acuerdos ni reflexiones sino gritos, malos gestos, órdenes, exigencias e incluso insultos y frases de las que, momentos después, nos arrepentimos tanto por un lado como por el otro. Así y sin darte cuenta entras en un bucle que resulta difícil de salir. Del que se crea desconfianza, faltas de respeto, inseguridades, incomodidad, diferentes miedos y el cual, poco a poco, va rompiendo ese vínculo tan deseado, notándote cada vez más lejos a pesar de estar tan cerca.
“El amor refuerza la confianza y el respeto mutuo entre tus hijos y tú. Además, fortalece un vínculo sano y facilita una comunicación abierta y bidireccional entre vosotros”
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