Cuando el placer deja de serlo

Como cualquiera adicción está presente en el adicto en los momentos difíciles y en los momentos felices. Con lo cual cumple uno de los criterios para identificarlo, es decir, su funcionalidad, nada tiene que ver con el placer de tener sexo, sino, más bien, acaba siendo el liberador de la ansiedad o de cualquier sufrimiento de la persona.
Hay que tener en cuenta tres ingredientes en esta adicción:
La Dopamina: Hemos de tener en cuenta que toda conducta placentera tiende a repetirse y activa en el cerebro el circuito de recompensa. Si la conducta se repite hay una sobreestimulación en los receptores dopaminérgicos y esto contribuye al desarrollo y mantenimiento de una adicción
La pérdida de libertad: La persona se queda atrapada en su propia adicción. La
conducta nubla la parte de nuestro cerebro que toma decisiones
Dependencia: Sigo haciendo la conducta de una forma impulsiva y sin control
A diferencia de las adicciones por sustancias, la dependencia no es fisiológica, solamente psicológica. Es una de las razones del porqué las personas que rodean al adicto no comprenden cómo es posible que no dejen de realizar la conducta en sí si les perjudica.
El adicto al sexo sufre, hay una conducta impulsiva y fuera de control, como cualquier otra adicción.
La adicción al sexo, también provoca tolerancia, la conducta aumenta. El pensamiento obsesivo sexual y las fantasías se hacen cada vez más necesarios para lidiar con los problemas del día a día. Se puede llevar una vida sexual muy activa y no por ello tener una adicción.
La adicción al sexo es más habitual en hombres que en mujeres. Las mujeres tienen sentimientos de culpabilidad por la anormalidad de la conducta. La conducta adictiva puede ser con prostitución, líneas calientes, masturbación compulsiva, constante promiscuidad, etc.
Puede llegar un punto en que las conductas sexuales impliquen riesgo para su salud, por
transmisión de enfermedades como el VIH.
Puede aparecer el llamado “Complejo de Don Juan”, cuando busca una conquista sexual o el “Complejo de Casanova”, además hay un punto afectivo en la conquista.
Es una adicción que también se le llama Adicción 2.0, porque va muy relacionada en la sociedad de hoy en día con la creación de APPs para encuentros, sexo en línea, videochats eróticos, realidad virtual o llamadas eróticas.
Una de las dificultades que tiene esta adicción es que debemos aprender a poder realizar la conducta de una forma saludable con el fin en sí que tiene la conducta sexual.
Como también sucede con la adicción a las compras o a la comida. No podemos vivir sin ninguna de estas tres conductas. Sí podemos vivir sin el juego, sin la ludopatía.
Hay mitos que aquel que tiene una vida sexual activa es adicto, o que ha tenido muchas parejas o ha sido infiel. Esto no es cierto. Es importante entender que no hay nada de placer en estas relaciones sexuales, lo que buscan es aliviar el malestar que les produce cuando no lo llevan a cabo.
Como cualquier adicción, es un trastorno que con ayuda de un profesional te puede ayudar a superarlo. En Ian de Psique podemos acompañarte Rumbo hacia tu Bienestar.
Comments