En ocasiones nos aferramos a relaciones en las que ya no nos sentimos bien.
Conectamos con distintos miedos. Miedo a la pérdida, miedo a equivocarnos, miedo a quedarnos solos y solas, miedo a lo desconocido… en definitiva miedo al cambio.
Soltar una relación de pareja o cualquier tipo de vínculo en la que, nuestras necesidades ya no se están satisfaciendo o incluso nunca han sido satisfechas, puede ser una decisión muy difícil y al mismo tiempo, un acto de amor incondicional.
Soltar a la otra persona a pesar de creer que la necesitamos para ser feliz. Soltar a pesar de sentir emociones como la culpa, la pena y la tristeza que dificultan el cambio y apostar por nuestra independencia emocional.
El desamor o el desapego nos hace sufrir, y mucho
La no aceptación es sinónimo de resignación. Nos mantenemos atrapados en la idea de lo que un día fuimos y ya no somos y en la falsa esperanza de que todo, como por arte de magia, volverá a ser igual o incluso irá a mejor. Pero lo cierto es que una vez se instaura el desamor ya no hay vuelta atrás, ya no hay amor. Toca soltar, sabiendo que a pesar de que nos cueste verlo, todo irá bien.
El primer paso para dejar una relación es hacer consciente la realidad, aceptar y asimilar que no somos felices junto a la otra persona. Al mismo tiempo, tendremos que aceptar que soltar duele, así como que soltar significa renunciar, renunciar a la idea de que la otra persona nos pertenece.
Además, es importante que nos permitamos sentir este dolor, así como darnos tiempo para elaborar el duelo que experimentamos tras una pérdida.
¿Cuándo es momento de soltar?
Llega el momento de alejarnos cuando la relación es claramente destructiva para las dos personas.
Si ambas partes consideran que serían más felices sin la otra persona.
Cuando una de las dos quiere separarse.
Cuando el amor y la visión positiva de la otra persona es irrecuperable.
Cuando uno o ambos se niegan a aceptar su parte de responsabilidad en el problema…
Soltar no es un sacrificio ni un adiós sino, unas gracias por todo lo aprendido. Solo así, dejaremos espacio para todo lo que está por llegar.
Y recuerda, si tienes algún tipo de dificultad podemos recorrer junt@s el camino Rumbo hacia el Bienestar.