Con motivo de la semana del Alzheimer, ayer participamos en la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzira impartiendo una charla sobre los cuidados del cuidador y de la importancia de la logopedia.
Personalmente, como psicóloga, me centré en una parte fundamental de esta enfermedad i que a veces olvidamos. Los cuidadores. Contribuir en la concienciación de la importancia que tiene el cuidado del cuidador de los enfermos de Alzheimer.
Enfrentarnos al diagnóstico de Alzheimer es una experiencia difícil y compleja tanto para el enfermo como para sus familiares.
Como cuidador, poco a poco vas exigiéndote más en lo referente al cuidado de tu familiar. Esto te lleva a olvidarte de ti mismo, lo que puede ser tan perjudicial para ti como para la persona que cuidas. Por suerte, nuestro organismo dispone de ciertos mecanismos para informarnos de que le estas exigiendo demasiado, y lo hace a través de señales que nos indican que algo empieza a funcionar con dificultad. Señales que te alertan de que ha llegado el momento de ocuparnos también de nosotros mismos.
Mientras cuidas, puedes experimentar sentimientos positivos y negativos tanto hacia la persona que recibe el cuidado como hacia ti mismo. Mientras los sentimientos positivos favorecen la sensación de bienestar, los negativos pueden tener efectos perjudiciales. De todos modos, es normal experimentarlos. Reconocer tus sentimientos es el primer paso para controlarlos.
Puedes sentirte enfadado o irritado por diversos motivos como el comportamiento de la persona a la que cuidas, la falta de colaboración de otros familiares o la sensación de “estar ligado”. Estas reacciones son normales y fácilmente comprensibles por cualquiera.
Lo cierto es que la situación en la que nos encontramos no la podemos cambiar, pero sí que podemos modificar la interpretación de la misma así como los pensamientos asociados.
Es posible que experimentes tristeza por el declive de las capacidades físicas y psicológicas de tu familiar, por la pérdida de compañía o de soporte que antes tenías en él o por la diferencia entre como era anteriormente tu vida y como es ahora. Así como culpa por comportamientos del pasado, por sentirte responsable de la enfermedad, por desear que el enfermo muera, por comportamientos de nuestro familiar, por pensar que no estas atendiendo a todas sus demandas… Estos sentimientos son lógicos y naturales.
Si te sientes identificado en lo descrito, ha llegado el momento de pararte a pensar en ti.
Párate a pensar si deberías cuidarte más, comprueba cómo te está afectando cuidar a tu familiar, pide ayuda a amigos y familiares, pide ayuda a instituciones o profesionales, planifica las tareas relacionadas con el cuidado, cuida tu salud, aprende a sentirte bien y en definitiva asume tus derechos como cuidador.
El Alzheimer provoca un desgaste. No sólo en el enfermo sino en la familia. Si no cuidamos del cuidador, no tendremos un enfermo, tendremos dos.