Hoy, en uno de mis libros he leído una metáfora que me ha hecho reflexionar. Una metáfora que seguramente cuando la leas, también te sirva para explicarte muchas cosas que suceden continuamente en nuestras vidas.
Ésta metáfora de la que os hablamos es conocida como “La metáfora del convoy ferroviario” y nos cuenta que: “Nuestra vida se asemeja a un viaje en tren que compartimos con las personas más importantes; durante este viaje, nuestro vagón es frecuentado por distintas personas. En los primeros años, compartimos el viaje con nuestros padres y más adelante se unirán a nosotros algunos amigos y parientes próximos. Conforme el convoy alcanza algunas estaciones (como el fin del colegio, la universidad, el ingreso en el mundo laboral, el matrimonio, etc.) las personas que nos acompañan van variando. Hay estaciones en las que no todo el mundo se detiene y que representan crisis o eventos vitales estresantes, donde el convoy de apoyo puede desempeñar un papel especialmente importante. Unos suben y otros bajan, y por tanto, nuestra red social de apoyo varía. Sin embargo, toda persona que comparta el trayecto con nosotros no reviste la misma importancia en nuestra vida. De esta manera, nuestras relaciones íntimas y las personas más próximas se sitúan más cerca de nuestro asiento durante el viaje; aquellos que, aun siendo importantes, poseen una menor relevancia para nosotros se sitúan más alejados. El tipo de personas que haya en el vagón o la proximidad de esas personas a nuestro asiento no permanece invariable durante el ciclo vital, sino que depende de la fase o estadio de la vida en que nos encontremos”.
Bien es cierto que durante el desarrollo de nuestra vida nuestros apoyos sociales van cambiando. Su desarrollo se produce durante la infancia con la relación que se establece con los padres y continúa a lo largo de la vida con la incorporación de otros familiares, amigos, compañeros de trabajo y a veces profesionales que proporcionan ayuda.
La necesidad de apoyo es algo muy importante durante todos los periodos de la vida, sobre todo en ocasiones en que tienes que pasar por una transición importante, por una crisis o por una situación difícil de afrontar. Estas personas que te sirven de apoyo van a facilitar que afrontes y te adaptes a cualquier nueva circunstancia. Pero como bien dice la metáfora que hemos citado anteriormente, siempre debemos tener en cuenta la naturaleza cambiante de este apoyo social, tanto con respecto a las necesidades cotidianas y crisis, como puede ser la infancia, la juventud, la vejez… como con respecto a los roles que presentan dichas personas (familia, amistad, pareja, hijo…) en los distintos momentos de la vida.
Así, todas aquellas personas que te sirvan de apoyo van a facilitar que asumas ciertos roles y responsabilidades, y por supuesto, van a ayudarte a superar ciertos retos, transiciones y crisis que se presenten a lo largo de tu vida.
Cuando pases por alguno de estos momentos, busca tu persona o personas de apoyo porque siempre te servirá de ayuda.