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LA ADICCIÓN EN LA VIDA DE LA MUJER



¿Están las mujeres más protegidas del riesgo de padecer una adicción?








El género de una persona es un factor realmente condicionante “que se relaciona estrechamente con el uso y el abuso de determinadas sustancias. El abuso de sustancias repercute, por lo tanto, el abuso de sustancias repercute, en la vida y salud de las mujeres, de forma diferente.


El ideal de “ser mujer’’.



En cuanto a expectativas sociales, la presión social es más fuerte en las mujeres que en los hombres.


Para nosotras, el consumo de sustancias está más penalizado y sancionado socialmente. De hecho, se sabe que los mensajes que reciben las mujeres por parte de su entorno cercano y de los medios de comunicación, respecto a lo que significa “ser mujer’’, es algo que lleva implícito una serie de reglas y normas más rígidas y estrictas de las que se encuentran en el concepto de ‘’ser hombre’’.


En las últimas décadas, el cambio de los valores sociales y la implementación de mayor ocio y calidad del tiempo libre han ido apareciendo en la vida de las mujeres. Sin embargo, con este cambio, se han podido observar algunas consecuencias negativas: las

mujeres han empezado a consumir sustancias que hace años estaban ‘’reservadas’’ a los hombres. De esta forma, podemos percibir cuales son las diferencias sociales implicadas al consumo de sustancias.


A nivel sociocultural, las mujeres hemos sido educadas para enfocarnos y dedicarnos al cuidado de otras personas, dejando de lado, en muchas ocasiones, nuestras propias necesidades. Las consecuencias a largo plazo pueden ir desde confusión, debilidad hasta fatiga, sensación de vacío, etc.


Por todas estas razones aparecen más sentimientos de culpa y vergüenza ligados al consumo en mujeres, lo que explica por qué las mujeres bebemos más en solitario, mientras que los hombres lo hacen acompañados y realizan un consumo más social. De hecho, algunas mujeres consumimos solo ciertas sustancias y cantidades donde nosotras percibamos un riesgo bajo de estigmatización.


Las drogas más consumidas por las mujeres.


Pero, entonces, ¿ cuáles son las drogas más comúnmente consumidas por las mujeres? Entre las tres más frecuentes nos encontramos con el alcohol, el tabaco y los ansiolíticos. Curiosamente, podemos observar que todas ellas son legales y, por lo tanto, tal como hemos dicho previamente, las mujeres corren con un menor riesgo de ser criticadas por su consumo.


Me parece importante remarcar que es en los ansiolíticos donde se registra una mayor prevalencia en el consumo entre las mujeres, siendo la única sustancia con una mayor proporción de consumidores mujeres. El 25,6% de las mujeres ha consumido alguna vez en su vida hipnosedantes, frente al 15,9% de los hombres que manifiestan haberlos consumido alguna vez.


¿Qué es lo que motiva a las mujeres para consumir estas sustancias?


En primer lugar, el consumo de alcohol y tabaco se muestra muy vinculado al inicio de la vida social de las mujeres, cuando comenzaron a adquirir hábitos que antes solo presentaban en los varones. En segundo lugar, el consumo de tranquilizantes aparece en muchas ocasiones como consecuencia de la sobrecarga física y emocional a la que se ven sometidas numerosas mujeres; se incrementa especialmente entre quienes compatibilizan el trabajo productivo fuera del hogar y las tareas domésticas. Por último, la iniciación al consumo de drogas, en muchas ocasiones, suele ir asociado a mantener relaciones afectivas con parejas consumidoras, como respuesta a una historia vital de violencia, abusos, dependencia, etc.


Y, por último, ¿ qué dificultades se ven añadidas en el tratamiento de la adicción de las mujeres?


Por lo general, aunque como hemos dicho el consumo de drogas es menos frecuente en mujeres, estas son más vulnerables a sus efectos. Además, encuentran más barreras para iniciar el tratamiento. En primer lugar, tienen un menor apoyo social y familiar.


Por otro lado, cuentan con sentimientos de culpa por abandonar sus responsabilidades en el cuidado del hogar e hijos. Por último, sienten vergüenza por hacer pública la adicción y que esto pueda suponer un mayor riesgo de estigma social o incluso tener más vulnerabilidad a perder la custodia de sus hijos.


Por ello, es importante prestar atención a este colectivo invisibilizado dentro del ámbito de las adicciones, así como promover recursos especializados y enfocados en las dificultades específicas que pueden encontrar las mujeres para realizar un tratamiento integral e individualizado de su adicción, que les permita poner rumbo hacia su bienestar.




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