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EL RIESGO DE LA OPERACIÓN BIKINI

Durante la primavera empiezan a aparecer los primeros mensajes relacionados con la famosa operación bikini de cara al verano. A menudo estos mensajes tienen una gran carga en la televisión, redes sociales, anuncios en la calle... etc., lo que hace que estemos en contacto con ellos la mayor parte de nuestro tiempo, teniendo la capacidad de influenciarnos para caer en una dieta restrictiva, machacarnos a hacer ejercicio físico con la finalidad de tener ‘’x’’ cuerpo... etc.




El verano es una fecha para compartir, de disfrutar con familia y amigos. Es normal que en erano hagamos comidas diferentes o fuera de casa en una frecuencia mayor que habitualmente. Y no pasa nada.


Sin embargo, con la llegada del buen tiempo empiezan a aparecer estos anuncios en la publicidad, en las redes sociales... etc., incitando en hacer dietas o rutinas para llegar al verano con el cuerpo ‘’perfecto’’. Revistas llenas de ideas con opciones de "menús saludables", locales con carteles gigantes informando de la posibilidad de llegar a verano sin esos ‘’kg de más’’, anuncios sobre cremas reafirmantes y anticelulíticas para tener la piel ‘’a punto’’ o incluso métodos para perder kg de forma muy rápida.


A menudo estos métodos son altamente peligrosos por las consecuencias que puede tener para nuestra salud y en ningún sitio alertan del impacto que puede tener, tanto físico, emocional y mental. Desde una mala relación con nuestro cuerpo que puede terminar en un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), problemas gastrointestinales (debido a la restricción de alimentos, puede conllevar intolerancias que pueden generar gases, acidez, estreñimiento...etc.), ansiedad por comer...etc.


Este tipo de mensajes, terminan calando en la población con el mensaje de ‘’llegar al verano con buen cuerpo está en tus manos y si no lo haces, es tu responsabilidad por no cuidarte’’. Esto genera en muchas personas malestar, culpabilidad, miedo a engordar, rechazo al cuerpo, conductas compensatorias... etc., y otras muchas creencias y conductas en relación a la comida que producen un gran daño a nivel mental y físico.


El verano es momento de disfrutar, si la comida ocupa un gran lugar en nuestro pensamiento, probablemente nos esté restando de vivir y de disfrutar el momento. En cualquier momento del año (sea verano o invierno con las navidades), lo importante es el contexto, no la comida.


Un verano saludable es:


• En el que disfrutamos de la compañía de amigos y seres queridos.


• En la que no tengo miedo, ansiedad... cada vez que me siento en la mesa.


• En la que disfrutamos de la comida de cada momento de manera consciente y con tranquilidad.


• En la que no hago un recuento de cuántos trozos de ‘’X’’ alimento me he comido.


• En la que no me siento culpable después de cada ingesta.


• En la que no compenso en las siguientes comidas.



Algunas recomendaciones para tener una relación sana con la comida y con tu cuerpo con la llegada del buen tiempo:


Mantén tus hábitos durante el verano. Es normal que te apetezca salir más a tomar algo fuera de casa y a menudo podemos llegar a sentir cierto descontrol y también puede suceder que nos sintamos culpables después de comer, lo que puede hacer que compensemos de alguna forma en las siguientes comidas. Evitemos estos dos extremos. Si salimos a comer/cenar fuera de casa, busquemos mantener el resto del tiempo los hábitos que tenemos habitualmente.


Cocina aquellos platos que te apetezca. Encontramos en estos días muchas recetas e ideas de platos más fresquitos que buscan ofrecernos comidas saludables, pero por muy sanos que sean estos platos si te sientes obligad@ a hacerlos o si te sientes culpable por no hacerlos no nos aportan nada. Si decides probar alguna receta nueva etiquetada como saludable que sea desde la curiosidad de probar algo nuevo, disfrutar, etc., no por la obligación o culpabilidad a hacerlo.


• No hay nada que compensar. No necesitas compensar nada de lo que comas. Hacerlo sólo hará que refuerces el círculo vicioso de que cada vez que sientas que ‘’te has pasado’’, recurras a la compensación cómo método, lo que a corto plazo reducirá el malestar y la culpa pero pasados esos momentos, volverá a aparecer en cuanto suceda una situación similar.


• Disfruta de la compañía. No demos a la comida más importancia de la que tiene. Lo que comemos fuera de casa no define cómo es mi alimentación. No hace que mis hábitos sean malos. Lo importante es cómo son nuestros hábitos y nuestra relación con la comida y con nuestro cuerpo durante todo el año.


Si sientes que algo no va bien en la forma de relacionarte con tu cuerpo y con la alimentación, pedir ayuda es una buena opción para empezar el camino rumbo hacia tu bienestar.

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