El reto de crear una nueva familia. Dificultades en la convivencia (parte 1)
Cuándo dejamos de ser pareja en exclusiva. Mitología de madrastras y padrastros
Uno de los desafíos más grandes a los que tiene que hacer frente una familia reconstituida es dar el paso de ser pareja para convertirse en padrastro o madrastra. Es una transición a la que algunos no quieren enfrentarse, por lo que nunca llegan a comprometerse. “Al fin y al cabo, tenemos una relación de luna de miel perfecta, porque nos tendríamos que complicar mezclando los términos”. “¿Por qué tendrá que hacerse cargo de una familia si lo único que le interesa es la relación de pareja?”. “Desde un primer momento de nuestra relación sabía que tenía un hijo de una anterior relación, no entiendo porque no acaba de aceptar que forma parte de nuestra vida”. Estas son algunas de las cuestiones que aparecen en el transcurso de las sesiones con familias reconstituidas.
Las familias reconstituidas las componen dos adultos que forman una nueva familia en la cual, al menos uno de ellos, trae un hijo fruto de una relación anterior. El padre/madre biológico ausente (fuera del hogar o en la memoria) tiene los derechos legales y emocionales sobre sus hijos, y el compañero/a de la familia reconstituida ha de tener un papel complementario, pero no sustituto del padre/madre biológico, además de definido y aceptado por los demás.
Según los datos recogidos por el INE de las 7.060.230 parejas con hijos, hay 496.135 que tiene algún hijo no común a ambos miembros (familias reconstituidas). Esta cifra es el doble que hace 10 años.
Más allá de la cantidad de tiempo que los hijos pasen con sus padres biológicos, lo que marca la relación será el vínculo que mantengan o preserven con sus progenitores, y la función o rol que va a suponer en la identidad de los hijos la figura paterna/materna, más allá del contacto real que se esté produciendo.
Basándonos en los datos recogidos de las familias que acuden a la consulta podemos describir los errores más comunes que se producen a nivel relacional:
1. Estar más pendiente de la relación de pareja que de la relación con los niños. Para algunos padrastros y madrastras la presencia de los niños supone un mal mayor para los planes de pareja, por lo que terminarán experimentando como algo que hay que tolerar con cierta resignación.
2. Los hijos de otra persona son algo diferente, son la prueba de que alguien ha estado en la vida de nuestra pareja antes que nosotros y la prueba de que, hasta cierto punto, sigue estando ahí y siempre lo estará.
Resulta casi imposible tener una relación sin o, incluso, a pesar de los hijos. Los niños siempre van a formar parte esencial de una familia reconstituida de una relación en la que existan hijos de una pareja previa.