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Foto del escritorNerea Fontana

HE ENGORDADO ESTE VERANO




¿Y ahora qué?








El verano es una época llena de relajación, encuentros sociales, vacaciones y, en muchas ocasiones, un exceso de indulgencias culinarias. Los días de playa, las comidas al aire libre y el disfrute de helados y bebidas refrescantes suelen provocar que se descuiden los hábitos alimenticios y de ejercicio. Es normal ganar algo de peso durante esta temporada, pero al terminar el verano, es importante reenfocar nuestros esfuerzos en retomar una rutina saludable. Si te sientes identificado con esta situación, no te preocupes: abordar la vuelta a la rutina con hábitos saludables es posible y, sobre todo, un proceso positivo y sin prisas.


1. Acepta y normaliza la situación


Lo primero que debes hacer es aceptar que subir unos kilos durante el verano es algo completamente normal. La relajación y el disfrute de la comida son parte de unas vacaciones bien merecidas. No te castigues por ello ni sientas culpa. La autoaceptación es crucial para retomar los hábitos de manera efectiva y con una mentalidad sana. Recuerda que el objetivo no es perder peso rápidamente, sino mejorar tu bienestar general a largo plazo.


2. Establece metas realistas y sostenibles


Cuando volvemos de las vacaciones, es tentador querer bajar los kilos ganados rápidamente. Sin embargo, las dietas restrictivas o los programas de ejercicio extremos suelen ser contraproducentes. En lugar de buscar resultados inmediatos, establece metas realistas y sostenibles. Esto implica cambiar tu enfoque: en lugar de pensar en perder peso como único objetivo, concéntrate en mejorar tu alimentación, volver a hacer ejercicio regularmente y sentirte bien contigo mismo. Por ejemplo, proponte caminar más durante el día o reducir el consumo de alimentos ultra-procesados progresivamente.


3. Vuelve a la planificación de comidas


Una de las razones por las que solemos ganar peso durante las vacaciones es la falta de estructura en nuestras comidas. Para recuperar el control, la planificación de tus comidas semanales es clave. Dedica tiempo a organizar tus desayunos, almuerzos, comidas, meriendas y cenas, incluyendo una variedad de alimentos saludables como frutas, verduras, proteínas e hidratos. Al preparar tus comidas con antelación, evitarás la tentación de recurrir a opciones menos saludables y estarás facilitando la creación de hábitos sostenibles.


4. Aumenta tu actividad física de manera progresiva


Es importante retomar la actividad física de manera gradual, sobre todo si durante el verano has reducido tu nivel de ejercicio. Comienza con actividades que disfrutes y que no representen un estrés excesivo para tu cuerpo. Por ejemplo, salir a caminar, practicar yoga o nadar son buenas maneras de empezar. A medida que te sientas más cómodo, puedes aumentar la intensidad o la duración de tus entrenamientos. El ejercicio no solo te ayudará a quemar calorías, sino que también mejorará tu estado de ánimo y reducirá el estrés.


5. Dale prioridad al descanso


A menudo, después de un verano lleno de actividades y fiestas, solemos estar cansados. El descanso es un pilar fundamental para la salud, tanto física como mental. Dormir entre 7 y 8 horas cada noche es esencial para regular tu metabolismo, mantener tu energía y equilibrar las hormonas relacionadas con el hambre y la saciedad. Establecer una rutina de sueño regular te ayudará a sentirte mejor y a estar más motivado para llevar un estilo de vida activo y saludable.


6. Mantén una mentalidad positiva y flexible


El cambio hacia hábitos más saludables no debe convertirse en una fuente de ansiedad o estrés. Es natural que en el proceso haya días en los que no sigas al pie de la letra tus planes o que surjan situaciones que interrumpan tu rutina. En lugar de castigarte por estos pequeños deslices, mantén una mentalidad flexible y compasiva contigo mismo. Recuerda que la consistencia a largo plazo es más importante que la perfección a corto plazo.


7. Hidrátate adecuadamente


Es común que en verano consumamos más bebidas alcohólicas o azucaradas, lo que puede llevar a la deshidratación o retención de líquidos. Al regresar a la rutina, asegúrate de beber suficiente agua a lo largo del día. La hidratación es fundamental para el buen funcionamiento del metabolismo, la digestión y la eliminación de toxinas. Además, puede ayudarte a controlar mejor el apetito, ya que a veces confundimos la sed con el hambre.


8. Busca apoyo si es necesario


Si sientes que te resulta difícil volver a la rutina o establecer hábitos saludables por tu cuenta, no dudes en buscar apoyo. Ya sea con una psicóloga especializada, una nutricionista, un entrenador personal o un grupo de amigos con objetivos similares, contar con el respaldo adecuado puede ser de gran ayuda para mantener la motivación y el compromiso.



La vuelta a la rutina después del verano es una oportunidad para reconectar con hábitos saludables y mejorar tu bienestar. En lugar de apresurarte a perder peso de manera drástica, enfócate en realizar pequeños cambios sostenibles en tu estilo de vida. Con paciencia, constancia y una actitud positiva, lograrás sentirte mejor física y mentalmente, sin que los kilos ganados en verano se conviertan en una preocupación innecesaria. Pon rumbo hacia tu bienestar.

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