Cómo influye este pensamiento en quienes padecen un TCA.
A menudo un pensamiento frecuente para aquellos que sufren un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA en adelante) es notar de forma real para ellos como engordan cuando comen ‘’x’’ alimentos.
Esto sucede cuando se intenta romper el circulo de dieta que llevan a cabo y empiezan a introducir los temidos alimentos prohibidos (aquellos que desde el miedo deciden eliminar de su alimentación por los cambios que podría suponer para su cuerpo si deciden comerlos).
Este pensamiento se siente prácticamente desde el primer minuto en el que se enfrentan a su alimento prohibido, como si se tratase de un superalimento con miles y miles de calorías capaz de hacer que los mecanismos de regulación corporal se aceleren y su cuerpo cambiase al instante. Del mismo modo puede suceder con creer que ese alimento va a hacer que una parte concreta de su cuerpo cambie, por ejemplo: ‘’Si me como ese donut, mis muslos engordarán’’.
Para este tipo de pensamientos una de las herramientas que mejor funcionan es la discusión cognitiva dentro de la terapia, es decir, mediante preguntas y desde los conocimientos de la psiconutrición intentar desmontar la creencia con la que viene la persona a sesión y sobre todo psicoeducarles sobre cómo funciona nuestro organismo, ya que ningún alimento en si mismo tiene el poder o la capacidad de hacer que engordemos.
Cuando alguien decide eliminar de su alimentación una serie de alimentos, el proceso de volver a reintroducirlos puede conllevar una serie de sensaciones físicas que tanto nuestro sistema digestivo como nuestro estómago pueden enviarnos y fácilmente pueden confundirse a la hora de cómo interpretarlos. Por ejemplo, el simple hecho de volver a introducir un alimento prohibido a nuestra vida, va a generarnos ansiedad y lo más normal es que segregue ácidos gástricos más potentes, lo que puede interpretarse de forma errónea como que se está engordando.
La idea aquí sería ayudar al paciente a discutir que lo que siente es ansiedad y miedo, explicar que es normal, pero que sin embargo evitarlo o dejarse parte del alimento tendrá un efecto ‘’falso positivo’’ a corto plazo ya que durante un tiempo se sentirá tranquilo, sin embargo a largo plazo lo que estamos fomentando es reforzar el circulo vicioso en el que el paciente está metido.
Por otro lado, sentirse gord@ es el resultado de pensar ‘’estoy gordo’’.
El error viene cuando ambas conclusiones se igualan. En población que nunca ha padecido un TCA puede darse esta experiencia como por ejemplo, al hacer una ingesta más copiosa y sentirte pesad@/hinchad@, al ponerte un pantalón y sentir que te aprieta... etc. Sin embargo, lo habitual aquí es que estos pensamientos surgen a raíz de esa sensación pero tal y como encuentran la vía de entrada a nuestra cabeza, vuelven a encontrar la vía de salida y desaparecen. El pensamiento o la sensación no permanece
con la persona haciéndole daño.
Sin embargo, cuando esto sucede en una persona que sí que padece un TCA, o simplemente es un tema que le genera una mayor activación, se produce esta confusión y aunque pueda aparecer y desaparecer, la persona tiende a arrastrar el malestar en su día a día. Normalmente aparece en mayor medida cuando la persona siente o experimenta emociones desagradables: tristeza, aburrimiento, o bien al fijar su atención en las partes de su cuerpo que no le agradan o al compararse con otras personas o con su ‘’yo ideal’’.
La discusión de este pensamiento radica en aclarar la diferencia entre ‘’sentirse’’ y ‘’estar’’, además de en identificar la situación, emoción o sensación que ha actuado como desencadenante de este pensamiento.
En muchas ocasiones podemos llegar a tener muy internalizadas y normalizadas ciertas sensaciones o creencias acerca de nosotros mismos, pero recuerda, si sientes que hay algún pensamiento o sensación sobre ti o sobre tu cuerpo que te genera culpabilidad, siempre puedes pedir ayuda para movilizarte rumbo hacia tu bienestar.
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