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Foto del escritorMaría Rubio

NAVIDAD, NIÑOS Y REGALOS


Más allá de lo material.







La Navidad es una época mágica llena de luces, música y, por supuesto, regalos. Para los más pequeños, recibir un obsequio puede ser emocionante y significativo, pero ¿cómo podemos utilizar este momento del año para nutrir la parte emocional de los niños y niñas? Más allá de los juguetes y los envoltorios coloridos, los regalos pueden ser una herramienta poderosa para enseñar valores, fortalecer vínculos familiares y fomentar el bienestar emocional.


Como adultos, es fácil dejarse arrastrar por un engranaje tan bien montado como es el consumismo navideño en el cual se asocia felicidad a mayor cantidad o valor económico de los regalos.


Sin embargo, en esta vorágine de compras, a menudo se pasa por alto que el significado real de un obsequio va más allá de lo tangible y que no siempre más es sinónimo de mejor.

Regalos emocionales como una carta personalizada, una experiencia especial en familia, un álbum de recuerdos o un libro dedicado pueden dejar una huella más duradera que cualquier objeto, reforzando aspectos como la autoestima, el sentimiento de valía, el sentido de pertenencia o los lazos familiares en niños, niñas y adolescentes.


¿Cómo elegir el regalo adecuado según la etapa de desarrollo?


Cada etapa vital trae consigo necesidades emocionales y psicológicas distintas. Por eso, los regalos ideales varían dependiendo de la edad y el nivel de desarrollo del niño:


Niños pequeños (0-5 años): Juguetes que estimulen la imaginación, como bloques de construcción o muñecos, son ideales. También pueden beneficiarse de actividades que fomenten el vínculo con los padres, como libros ilustrados para leer juntos.


Edad escolar (6-12 años): Regalos que apoyen sus intereses y habilidades, como un kit de manualidades o juegos de mesa educativos fomentan su creatividad y autoconfianza.


Adolescentes: Considera experiencias que promuevan su independencia y autoconocimiento, como la inscripción a una actividad que disfruten, un diario de gratitud o alguna actividad familiar escogida por él/ella.


Más allá de los regalos materiales y emocionales, la Navidad también ofrece una oportunidad excelente para incidir y trabajar en valores como la generosidad o la empatía. Por ello, involucrar a los niños en actividades de carácter solidario como elegir juguetes propios para donar puede reforzar la idea de que la Navidad no se trata solo de pedir y recibir, si no también de compartir. En esta línea, un ejercicio interesante orientado a incrementar el nivel de consciencia y regular las exigencias o demandas a la hora de escribir la carta a los reyes magos es establecer que la misma cantidad de regalos que reciban, serán juguetes que tendrán que donar.


¡Veréis como en muchos casos, la lista se reduce y lo que era imprescindible ya no lo es tanto!

Sea como sea, también es necesario ser conscientes de que es natural que los niños y niñas comparen sus regalos con los de otros y que esto, en algunos casos pueda ser una fuente de malestar. Explicar la naturalidad de este sentimiento o emoción y aprovechar la situación para trabajar un valor estrechamente relacionado con el bienestar físico y mental como es la gratitud también se puede convertir en un regalo perfecto en vistas a futuro.


En conclusión, regalar en Navidad puede ser mucho más que cumplir con una tradición; es una oportunidad para enseñar valores, fortalecer vínculos y apoyar el desarrollo emocional de los niños. Al optar por regalos pensados para nutrir su desarrollo emocional, ayudamos a que comprendan que el verdadero espíritu navideño no está en los objetos, sino en las experiencias y los momentos compartidos que ponen rumbo hacia su bienestar.

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