top of page

EL VACÍO


Después de la recaída en adicciones


ree

Uno de los momentos más difíciles de atravesar dentro de un tratamiento de adicciones es la recaída. Es una posibilidad —yo diría también una realidad— con la que hay que contar. Ya desde el enfoque de la Entrevista Motivacional, que utiliza el modelo del proceso de cambio de Prochaska y DiClemente, la recaída se contempla como parte natural del proceso de transformación aplicado a las adicciones.


En ese sentido, más que interpretarla como un fracaso, es importante entenderla como una etapa del proceso de aprendizaje, un punto de inflexión que, aunque doloroso, puede convertirse en una nueva oportunidad para revisar y reformular los objetivos planteados.


El vacío que deja la recaída


Después de una recaída, lo más habitual es que aparezca un profundo sentimiento de vacío. Ese vacío no siempre tiene que ver con la pérdida de la abstinencia, sino con la sensación de haber perdido el rumbo, de no saber cómo volver a empezar.


Surgen la culpa, la vergüenza y el miedo a haber echado por tierra todo el esfuerzo

previo. Y, sin embargo, a pesar de lo doloroso e incómodo de este momento, es

precisamente ahí donde puede comenzar una nueva etapa del proceso terapéutico,

aquella que surge de atravesar ese vacío desde la consciencia.


Usualmente, en esos momentos, los pacientes tienen prisa por decirse: “no ha pasado nada, me levanto y sigo”. Pero la realidad es que sí ha pasado algo importante, y aunque el objetivo no es quedarse atascado, es necesario detenerse y revisar con calma para comprender qué ocurrió, qué emociones estaban presentes y qué necesidades no fueron atendidas. Solo desde esa mirada consciente puede transformarse la recaída en una experiencia de aprendizaje, y no en una repetición del mismo ciclo.


El vacío como oportunidad


En terapia, muchas veces se habla del vacío con cierto temor, como si fuera un espacio peligroso que conviene llenar lo antes posible. Sin embargo, el vacío también puede ser un lugar fértil. Es el momento en que el ruido del consumo se apaga y la persona se encuentra, quizá por primera vez en mucho tiempo, a solas consigo misma.


Cuando ya no hay escape posible, aparece la pregunta esencial: “¿Y ahora qué hago con lo que siento?” Esa pregunta, aunque dolorosa, es el punto de partida de un contacto más profundo. En la recaída, el vacío señala que algo dentro de la persona está pidiendo ser mirado con más honestidad. Detrás de la urgencia por volver a consumir o de la desesperanza por haber fallado, suelen esconderse emociones no resueltas: tristeza, frustración, miedo, cansancio.


Desde una mirada terapéutica, ese vacío puede entenderse como un espacio fértil donde lo nuevo puede empezar a gestarse. Para ello, es necesario no huir de él, sino aprender a habitarlo: quedarse, sentir, escuchar lo que ese silencio trae. No se trata de tolerar pasivamente el malestar, sino de transformarlo en una oportunidad de autoconocimiento.


Lo que antes se llenaba con el consumo o con la negación, ahora puede llenarse de presencia, de escucha y de una forma distinta de estar en contacto con uno mismo. Habitar el vacío después de una recaída es un acto de valentía. Implica aceptar la herida sin esconderla, reconocer el dolor sin dramatizarlo y dar un paso más hacia la integración. En última instancia, ese vacío no está ahí para castigarnos, sino para recordarnos que todavía hay algo por reconstruir, algo por comprender y, sobre todo, algo por cuidar.


Aprender a levantarse con consciencia


La recaída no borra el camino recorrido.

Cada intento, cada paso, cada error forma parte del proceso de recuperación. Lo importante no es cuánto se cae, sino cómo se decide volver a levantarse.


A veces, ese levantarse implica pedir ayuda, reconocer límites o volver a empezar desde un lugar más humilde. Otras veces, significa simplemente aceptar que aún hay heridas abiertas y que el trabajo interior continúa.


En cualquier caso, cada recaída puede transformarse en un recordatorio: el cambio no ocurre de una vez para siempre, sino que se construye día a día, con paciencia, conciencia y acompañamiento.


Desde la terapia humanista, entendemos que cada caída es también un intento de contacto, aunque sea torpe o doloroso. En ese sentido, la recaída no solo muestra la dificultad, sino también la intención de buscar alivio, consuelo o sentido. Y es desde ahí, desde esa búsqueda humana, donde puede retomarse el camino con más comprensión y menos juicio.


Quizá el aprendizaje más profundo no sea evitar caer, sino aprender a mirar con ternura el lugar desde el que caemos. Porque el verdadero cambio no consiste en no equivocarse nunca, sino en volver a uno mismo con más verdad cada vez. Pon rumbo hacia tu bienestar.




Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
Centro Psicología Ian de Psique

¡Únete a la familia Ian ! 

Escribe a Ian de Psique
Correo electrónico Ian de Psique
Web Ian de Psique
Ubicación del centro Avenida de la Hispanidad nº7-C  2º  14º  Alzira

AVENIDA DE LA HISPANIDAD
Nº 7-C  2º  14º ALZIRA

Instagram Ian Psique
Facebook Ian de Psique
T Ian de Psique Alzira
Likening Ian de Psique
Twitter Ian de Psique
you tube Ian de Psique
Plaza Ferrobus

Plaza Ferrobus

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.49 (1)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.49 (1)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.48 (1)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.48 (1)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.48 (3)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.48 (3)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.49

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.49

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.49 (2)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.49 (2)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.49 (3)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.49 (3)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.48 (2)

WhatsApp Image 2022-11-29 at 11.41.48 (2)

bottom of page