En la siguiente carta, la cocaína en primera persona nos narra como ha sido su historia de “amor” con la otra persona, la persona consumidora. A través de una personalización cuenta las etapas de consumo y como se va deteriorando la persona, apareciendo, cada vez con más frecuencia, problemas en su vida. Os animo a hacer esta lectura y a reflexionar sobre ello.
“Hola, soy Cocaína. Hace tiempo que no nos vemos, ni tan si quiera piensas tanto en mi como antes. Hoy me he levantado nostálgica y te escribo esta carta en la que recuerdo algunas de las cosas que hemos pasado.
Me gustaría saber cómo te encuentras porque hemos pasado mucho tiempo juntos en esta vida y te tengo mucho cariño. Hemos pasado desde momentos de fiesta con amigos hasta los momentos de mayor soledad ambos, en los que no queríamos saber nada de nadie, apagando el teléfono o huyendo durante días. Sé que el inicio de nuestra relación fue más bonito. Cuando empezamos a estar juntos lo pasábamos bien, teníamos esa sensación de euforia, nos sentíamos enérgicos, éramos capaces de hablar con cualquier persona, se nos daba bien conocer a gente como nosotros. Pasaba el tiempo y no nos importaba comer ni dormir, disfrutábamos de la compañía mutua, en definitiva, inhalábamos vida…
Poco a poco y sin darnos cuenta, pasamos de vernos el fin de semana a visitarnos de lunes a viernes, en cierto modo, nos fuimos a vivir juntos. Me incorporaste a tu rutina de vida, porque nos necesitábamos. Te acompañaba al trabajo, de viaje, a llevar a los niños al colegio, a las comidas familiares de los domingos e incluso algunas veces hemos ido con tu mujer. Pero, sin lugar a dudas, nuestro momento era cuando nos quedábamos solos en aquel despacho y las horas iban pasando. Sentíamos mucho placer juntos. ¡Lo teníamos todo!
Cuando nos dimos cuenta, habíamos incorporado a nuestra relación idílica la ansiedad y el desasosiego, y nos habíamos encerrado poco a poco. Éramos nosotros contra el mundo. Nadie nos entendía cuando queríamos hacer algo improvisado, queríamos ir a algún sitio en ese momento o queríamos comprar algo que costaba mucho dinero. Todos opinaban sobre cómo llevar nuestra relación y nadie nos apoyaba en las decisiones. Nos hacían enfadar e incluso algunas personas nos dejaron de lado…
Sin embargo, nos teníamos el uno al otro. A pesar de ello, sabíamos que nuestra relación no podía sobrevivir a largo plazo, porque saldríamos perjudicados. Paradójicamente, sentíamos miedo de dejarlo y vivir una vida el uno sin el otro… En pocas palabras, nos contradecíamos, como si hubiera dos personas dentro de nosotros, una parte quería seguir y la otra lo quería dejar.
Toda esta confusión nos llevó a tener taquicardias, dolores de cabeza o insomnio.
Sé que muchas veces engañaste a tu familia para poder estar conmigo, pero es que… lo pasábamos tan bien… primero disfrutábamos juntos y después nos escapábamos del mundo y nos refugiábamos el uno en el otro.
Comments