Vivimos muy deprisa, inmersos en el mundo de la inmediatez. Exigencias, expectativas, responsabilidades… constantemente expuestas a situaciones generadoras de malestar. ¡Qué estrés!
Para poder sobrellevar tanta demanda, vamos a tener que ponernos manos a la obra. Tener en cuenta distintas consideraciones:
Adoptar un estilo de vida saludable en el que se incluya tiempo para el autocuidado, ejercicio y alimentación saludable.
Conocer ante qué situaciones nos sentimos estresados.
Hacer consciente el tipo de pensamientos que tenemos asociados, para así, manipular dicha interpretación.
Tejer un entorno social sólido.
Fomentar la distracción y el buen humor.
Delegar.
Aprender a decir no.
Organizar el tiempo diferenciando entre las tareas urgentes, importantes, recomendables y prescindibles.
Como ves, nada que no hayas podido escuchar o leer antes. La cuestión es, ¿Por qué nos cuesta tanto llevarlo a la práctica. ¿Por qué nos cuesta tanto priorizarnos? Porque vivimos preocupados. Nos resulta difícil priorizar.
Priorizar va más allá de hacer una buena gestión del tiempo. Significa recordar qué es importante para nosotros, clarificar propósitos y valores, en definitiva, organizar nuestra vida.
Actualmente cuando hablamos de estrés, casi de manera automática aparece en nuestra cabeza el teletrabajo. Y lo cierto es que éste, ha llegado para quedarse. Se trata de una dificultad añadida por lo que a la conciliación entre la vida laboral y personal respecta. La clave: adaptar un espacio de la casa dedicado únicamente para el trabajo, mantener unos horarios lo más fijos posibles, planificar el día a día, vestirnos como si para ir a la oficina se tratara y hacer uso de aplicaciones para mantener el contacto con los compañeros y compañeras de trabajo, ah sí… y ¡priorizar!
La cuestión es ¿vivimos para trabajar o más bien trabajamos para vivir? ¿Porqué nos resulta tan fácil perder el norte e invertir esta afirmación? Por nuestra tendencia a dejarnos llevar por la situación o incluso no priorizar nuestras necesidades.
Podemos ir más allá. Te planteo distintas preguntas sobre las que reflexionar. ¿Estás satisfecho con lo que haces actualmente?, ¿Qué quieres para ti en esta vida?, ¿Qué te apasiona?, ¿Cómo te gustaría verte en un año?, ¿Y en cinco?...
En ocasiones aprender a priorizar implica dejar cosas y personas atrás.
Priorizar, priorizarte. Antídoto contra el estrés
Y recuerda, si tienes algún tipo de dificultad podemos recorrer junt@s el camino Rumbo hacia tu Bienestar.