Cuando una pareja viene a consulta nos podemos encontrar con varias situaciones en cuanto a su petición. Uno de nuestros primeros objetivos es que entiendan que los profesionales no somos jueces, ni vamos a decidir qué es mejor para ellos.
Esta decisión la van a tomar ellos con herramientas que les vamos a ofrecer para que ellos mismos se responsabilicen.
No es posible que los profesionales contesten si se separan o no.
Lo que sí es cierto, y remarco, es que se va a producir un cambio, un antes y un después, ya sea en dirección de una posible ruptura como afianzar la relación.
¡Con el amor no basta! Es importantísimo entender que una relación de pareja es más allá de amarla, tiene que haber una serie de ingredientes para que funcione, la vida se debe ver desde uno mismo prisma, deben hablar una misma sintonía.
Las estrategias que trabajamos en sesión van enfocadas a buscar el bienestar individual de la persona, de tal manera que cuando cada uno de ellos están bien, pueden estar bien psicológicamente. Por ejemplo, si uno de ellos tiene su autoestima muy baja, primero debemos trabajar este aspecto a nivel individual para que mejore en la relación. Porque tal vez esto es lo que hace que haya problemas en la pareja.
Es importante quitarse de la cabeza el siguiente pensamiento: “voy a ver cómo hace el otro, y a partir de ahí, haré yo”. En realidad, para que esto funcione es lo contrario. “Voy a ver qué puedo hacer yo para que la relación mejore”.
La terapia de pareja es esfuerzo por aprendizaje, y tienes que querer que realmente funcione.
Pero también la terapia de pareja sirve para potenciar ciertos aspectos, que tal vez no están mal pero no saben gestionar ciertas situaciones, entonces damos estrategias para mejorar la relación.
Se hace un análisis de todos los aspectos de la relación para ver en qué podemos focalizar, de tal manera que se hace efecto mariposa, si trabajas un aspecto, desencadena mejoras en las otras áreas.
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