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En un proceso de terapia influyen muchos factores para que sea exitoso, además de la durabilidad de la misma.
Un factor importante es la habilidad y profesionalidad del terapeuta. Por un lado, su formación específica del caso que va a tratar y por otro lado, la experiencia, además de agudizar un sexto sentido que a cuantas más horas de vuelo, más rápido vamos.
Pero también existe un ingrediente imprescindible en el éxito de la terapia y es la implicación del paciente.
Si el paciente no quiere cambiar, es demasiado resistente, los psicólogos no podemos hacer nada contra ello, es una lucha con un final distinto al que se supone que se había planificado. En esta situación, nuestro objetivo es hacerle ver que no cambia porque es más beneficioso estar como está. Es demasiado esfuerzo para tan poca recompensa. Pensemos por ejemplo, una persona que está en modo queja, que va de víctima y siempre se lamenta, y pide ayuda porque verbaliza que no es feliz. Implica salir de su zona de confort, implica moverse para conseguir objetivos, implica que los de alrededor no estén “cuidándola”,… La pregunta es: ¿cuánto de importante es ese cambio para la persona?
Es importante hacerle ver que nuestro objetivo es hacerle de espejo pero que es él el que decide no hacer nada.
También sucede en personas que dicen querer cambiar por la presión externa pero en el fondo no quieren. Sucede mucho en una persona adicta, que no es su decisión dejar el consumo, necesita más tiempo para reflexionar.
Hay pacientes que no van al 100%, es decir, que no hacen todo aquello que vamos trabajando en consulta, hacen las tareas a medias poniendo escusas. Si tú vas al 50%, los psicólogos también, por tanto, todo se relentece.
Por tanto, es tu responsabilidad tu propio proceso de cambio. Nuestro trabajo es ayudarte al cómo, es una guía para que aprendas herramientas y consigas ir Rumbo hacia tu Bienestar.