“Él debería hacer lo que yo pienso”… ¿Te suena? Cuando estamos en un bucle de pensamiento donde nuestro eje central es esto no nos damos cuenta que queremos que el otro haga lo que yo quiera, sin pensar en que el otro puede hacer lo que realmente quiera en base a su criterio, no al nuestro.
Y además, lo siguiente de nuestros pensamientos es llegar la frustración, sentimiento que se nutre de una falsa expectativa de esperar a que se cumpla lo que hemos pensado.
Y para terminar aparece la “pataleta”, porque no aceptamos que esto sea así, entonces es cuando aparecen los porqués sin darnos cuenta. Esos porqués que buscan una respuesta que a veces no vamos a encontrar.
Y es entonces cuando caemos en el espiral, mezcla de rabia e impotencia de no conseguir lo que queremos, como niños pequeños que sus papás no le compran lo que desean en el momento.
¡Aprendamos a aceptar!
Aceptar no significa estar de acuerdo, aceptar significa que lo sueltas para continuar hacia adelante, significa que aprendes qué es lo que depende de ti y que no depende de ti.
Tu área de influencia es aquella que sí depende de ti, hablamos de tu actitud, tus pensamientos, tus acciones, tus emociones, etc.
Si aprendes que en situaciones de ti depende hasta cierto punto, y entiendes que el otro puede opinar diferente a ti porque está en su derecho, lo que conseguirás es alivio, sensación liberadora de quitarte un peso de encima.
Por tanto, aprende a cambiar el foco de las situaciones, toma distancia para analizarlas y relativiza, poniéndote en una posición y un cambio de actitud que lograras Rumbo hacia tu Bienestar.