Las adicciones comportamentales son aquellas que no existe una sustancia que introducimos en nuestro cuerpo que hace que químicamente nuestro cerebro cambie, pero funcionan de la misma manera.
Es por ello que cuesta tanto entender por los que rodean al adicto.
Por otro lado, si hablamos de sexo, comida o compra, es difícil reducir a un punto de normalidad porque son tres conductas que forman parte de la vida cotidiana y que no podemos prescindir de ellas, sino que el adicto debe conseguir ejecutar la conducta con autocontrol.
La impulsividad y la necesidad de realizar la conducta, de no poder controlar a pesar de quererlo es lo que caracteriza a esta enfermedad. También el hecho de que el realizarla hace que se alivie el malestar de no hacerla, con lo que se convierte en un círculo vicioso.
Pero, ¿Qué sucede cuando la persona te dice que el sexo es lo que le da felicidad y placer? ¿Debemos cambiar aquello que me da felicidad o es que la persona se está autoengañando?
A propósito de un caso, M es un hombre que refiere que es una conducta que no quiere cambiar, que reconoce que es una adicción pero que no es dañina para él.
Entendemos que es una adicción porque cada vez necesita más, porque es prioritario en su vida, porque es su obsesión, porque alivia su malestar cuando realiza el acto sexual. Pero, ¿es dañino?
Desde fuera podemos decir que su frecuencia no es normal, ¿qué hacemos entonces?
Dejo esta reflexión abierta, ¿Qué opináis?
Rumbo hacia tu Bienestar