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Foto del escritorIan de Psique Centro de Psicología

MIEDO A HABLAR EN ÍNTIMO

Es bastante contradictorio estar en la era de la comunicación y saber que a veces somos incapaces de comunicarnos con nuestros padres o hijos…


Oímos constantemente la importancia de hablar de manera fluida en público y del poder de la palabra para tener éxito en la vida. Y es cierto de cara al exterior, pero ¿qué ocurre de puertas hacia dentro con la comunicación? Es como si ese poder de la palabra dejara de tener el mismo valor, como si un buen lenguaje afectivo no nos fuera a garantizar éxito en nuestras relaciones más íntimas, con los peques y no tan peques de la casa.


“¿Cómo consigo establecer un clima de confianza con mi hijo?” “¿qué puedo hacer para que mis hijas hablen conmigo?” “nunca me cuenta nada si no le pregunto…” estas son algunas de las preguntas o comentarios de muchos de los papis y mamis que me llegan a consulta. No existe un manual que sirva para todos los padres y situaciones habidas y por haber, pero sí, al menos, unas pautas generales que os ayudaran a generar vuestra propia herramienta, hecha exactamente a tu medida y a la de tus peques.


Lo primero de todo es detenernos un instante a pensar más que en el qué en el cómo. Hay maneras de expresarnos que nos pueden llevar a diálogos unidireccionales y que no nos ayudan nada a crear un vínculo de confianza ni el clima adecuado para que los peques se aventuren a contarnos algo íntimo, lo que se les pasa por la cabeza o lo que siente. Piensa entonces si sueles: ser demasiado directivo cuando hablas con ellos, tu momento de hablar con ellos se parece más a un interrogatorio al estilo poli o a una conversación fluida en las que ambas partes dialogan, tienes tendencia a minimizar sus preocupaciones, recurres con demasiada frecuencia al sarcasmo, no han terminado de contarte algo y ya estás dando juicios de valor o si sueles tratar de resolver sus problemas sin contar con ellos. ¿Te apetecería a ti contarle algo a alguien con estas características?


Te propongo intentar algo diferente. Dejar de tener miedo hablar en íntimo con tus hijxs pero sin pasarte al extremo del colegueo con ellos. No debemos olvidar que los peques necesitan padres que les guíen y les pongan límites claros. Pero sí es bueno que les cuentes tus experiencias, la forma en la que te sientes y lo que piensas. Los adultos nos pasamos muchas veces de “perfectos” y transmitimos que todo va bien siempre, no nos ocurre nunca nada ni tenemos emociones. Si tu objetivo es crear cercanía y un buen vínculo de confianza esta muestra de humanidad es perfecta. Y si esto lo acompañas con escucharles de manera activa, es decir, con las orejas bien puestas, validas aquello que están sintiendo sin minimizar sus preocupaciones y haces pregunta más abiertas a un dialogo bidireccional (como cuando te preocupas por algo que le ocurre a un amigo) estarás empezando a crear una herramienta perfecta y amoldada a vosotros y a vuestras circunstancias. Y aportando una pieza más a esta herramienta nunca está de más preguntarles qué necesitan de ti en ese momento: un consejo, ayuda para resolver algo o simplemente ser escuchados.


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“El mayor problema de la comunicación es que no escuchamos para entender, escuchamos para contestar”

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