La frustración aparece cuando tú esperas que suceda algo, y luego no se hace realidad. Es mezcla de rabia, impotencia y tristeza, y aparecen los famosos “porqués” buscando respuesta a la pregunta estrella de “cuál es el motivo del porqué no ha funcionado.”
El siguiente paso es la rabia que tienes la canalizas entre otras cosas con verbalizaciones tipo: “pues la próxima vez no lo haré, o no se lo merecen, o para qué”
Se desvanece la ilusión y el refuerzo esperado por ese esfuerzo que tú realizas.
La frustración es un estado donde la decepción se hace la protagonista, por no alcanzar aquello que deseamos.
Hasta que llega un punto de inflexión donde decides, a través de tu cambio de actitud que no puedes seguir así. ¿Qué podemos hacer?
Entender que el otro tiene derecho a no hacer aquello que tú esperas.
Aceptar que veces funciona, y a veces no funciona, que no depende totalmente de ti que se haga realidad.
Aprender a manejar el sentimiento de culpabilidad de que “algo estaré haciendo mal para que esto no funcione”.
Aceptar que la expectativa que te habías creado la tenías como una verdad absoluta. Pensamientos tipo “seguro que sucede”.
Pasar de modo queja, a modo acción. Si entramos en el bucle de la queja, hará que nos bloqueemos y no salgamos de ahí, no viendo posibles caminos que te ayuden a salir de ahí.
Por tanto, si te sientes frustrado, sólo tú puedes salir de ese estado
¿Te acompañamos?