¿Cómo acercarnos a nuestros hijos para que nos hablen?
Muchos padres se quejan en consulta de que sus hijos adolescentes, y no tan adolescentes, apenas hablan con ellos y de que tienen que tratar de averiguar ,como si de detectives se tratara, qué cosas hacen sus hijos, quiénes son sus amigos, qué cosas les preocupan, etc. En definitiva, “no sé quién es, qué hace, a qué se dedica, qué le preocupa…”
Lo natural es que nos podamos comunicar con nuestros hijos. Es imposible no comunicarse. Lo cierto es que, con el paso de los años, muchos padres han aprendido formas de comunicar que inhabilitan la posibilidad de seguir comunicando con sus hijos, arrastrando de este modo estilos de comunicación insanos y poco satisfactorios.
Salir al encuentro. Esta es la clave para conseguir el objetivo de retomar la comunicación con nuestros hijos. Si bien parece sencillo, por tratarse de algo innato y natural, lo cierto es que no lo es. Hemos aprendido a comunicarnos de manera superficial. Además, no todos tenemos las mismas experiencias de eficacia ni la habilidad para poder expresar y gestionar nuestras propias emociones y observar y respetar las del otro. En ocasiones no somos capaces de expresar nuestras verdaderas necesidades y acabamos hablando mucho sin decir nada. “Hace tanto tiempo que no hago ninguna actividad con mi hijo. Antes solíamos coger las cañas para irnos a pescar, era un momento especial, mágico, entre padre e hijo. Nuestro lugar de encuentro exclusivo…”
Muchos padres se quejan de que sus hijos apenas hablan, y pudiera parecer verdad. En cierta manera, comprender al adolescente implica observar sin juzgar y tener paciencia para estar atento a cómo y cuándo hablan.
Lo primero para mejorar nuestra comunicación es observar: cómo nos comportamos normalmente cuando queremos comunicar con nuestros hijos. Cómo gestionamos nuestras propias emociones. Lo más frecuente es que, si no sabemos cómo gestionar determinadas emociones, estemos a la defensiva, ataquemos con las palabras o bien utilicemos los silencios, con lo cual introducimos un estilo de comunicación agresivo en casa.
Como padre/madre, te propongo que cojas una hoja en blanco y que anotes las siguientes preguntas. Este ejercicio está diseñado para que tomes conciencia del modo que tienes de comunicarte. ¿Tienes ya el papel? Anota las siguientes preguntas. Respira, tómate unos segundos y luego responde.
Responde a las siguientes preguntas:
¿Cómo suelo comunicarme?
¿Qué cosas me funcionan?
¿Qué cosas pienso que puedo mejorar?
Las personas que tengo más cerca, ¿se quejarían de que hablo poco, mucho, no escucho, estoy callado…?
Si necesitas más información, o si quieres compartir conmigo este ejercicio, ponte en contacto conmigo. ¡Podemos ayudarte!