Algunas consideraciones para una visita a la escuela
Desde hace un tiempo, como parte de mi trabajo sistémico he realizado algunas visitas a escuelas. En la mayor parte de los casos, la invitación viene de parte del tutor/a de la escuela, interesado junto con la familia en generar algunas oportunidades para apoyar la conducta de los estudiantes.
Las visitas resultan siempre interesantes, desde aulas de primaria hasta aulas de secundaria, con edades entre los 6 y 15 años. En algunas visitas me han permitido incluso implementar la metodología Coaching.
Aproximarnos a la escuela es una experiencia interesante para quienes trabajamos con niños y adolescentes que tienen particularmente algunos problemas en la institución. Si bien los docentes están de acuerdo con la visita, pueden sentir nuestra presencia en el aula o en la sala de reuniones como una amenaza, como una oportunidad para dar cuenta de lo que están haciendo mal y deben de mejorar, cosa que está muy lejos de lo que nosotros perseguimos cuando trabajamos desde el modelo centrado en soluciones.
Quiero compartir algunas consideraciones importantes para abordar el trabajo en la escuela con los docentes:
[if !supportLists]• [endif]Mi posición es la del lado del docente. Pienso que desea asistir de la mejor manera a sus alumnos. Me fijo en las cosas que el docente hace bien. En ocasiones existe alguna dificultad para relacionarse con algún alumno, y mantener el control de la clase, esto no significa que los alumnos carezcan de interés. Cuando los docentes tienen la oportunidad de evaluar su trabajo desde una conversación que facilite la emergencia de todas las competencias que vienen usando en el desarrollo de clases, y que permiten una dinámica más deseada y un mejor comportamiento de ese estudiante identificado como “problemático”, empiezan a tener una oportunidad para probar que pueden hacer las cosas de una manera diferente. Honrar las visiones del mundo escolar que tienen los profesores favorece la colaboración. La resistencia es menor cuando todos marchamos en una misma dirección. Los docentes pueden sentir que están contribuyendo con la solución, que son los expertos y los mejores para esta tarea.
[if !supportLists]• [endif]El cambio puede resultar atractivo para el docente. La metodología del Coaching abre un mundo de posibilidades en el docente: hay una serie de preguntas que pueden motivar y disminuir la posibilidad de que piensen que son los estudiantes los que tienen que cambiar, de modo individual.
[if !supportLists]• [endif]El docente es un profesional realmente competente. Si colaboramos para que el docente pueda descubrir cómo hace para mantener atenta a la clase y cómo hace para que sus alumnos participen, podemos descubrir todas sus competencias y alentar la voluntad de participación en el proceso, desde su propia capacidad de “experto”, reduciendo los sentimientos de inadecuación e incompetencia que muchas veces acompañan estos procesos. Es el docente el experto, y no los consultores.
Si estás interesado en conocer más acerca de cómo trabajo con los docentes ponte en contacto conmigo. Estaré encantado de acompañarte. Más información: www.iandepsiquealzira.com